-Hachiiiiiiiiiiiiii- me dices, y pones carita triste
revolviéndote en el sofá- estoy tonta y quiero mimos.
Me levanto de la butaca suspirando y dejo el libro sobre la
mesita. Esta Loi, a veces tiene ganas de arrancar cabezas y otras de que la
mimes como a un gatito. Me acerco al sofá y me tumbo a su lado. Ella me abraza
-Mimitos para mi Loi chan- y sonrío mientras le lleno la
cara de besitos y la abrazo, ella se deja y también me abraza.- Te quiero.
-Y yo a ti, pikachi.
Me río, ese fue uno de los primeros motes que me pusiste,
aunque el primero fue Sof, ¿te acuerdas? Fuiste la primera en llamarme así.
Sof. Te sigo abrazando y haciéndote cosquillas a veces por qué sé que no te
gusta mientras el chimenea sigue encendida, ha sido un fin de semana lluvioso y
he estado lejos de la cabaña y a la vez cerca, pero ya he vuelto y, si te soy
sincera, tenía muchas ganas de estar en tus brazos. Te quiero, Nana chan.
“Hoy no me encuentro con ganas de extenderme más pero te
dejo los mimitos que querías aquí, y espero que disfrutes de ellos. Pronto
podré darte muchos más de verdad y podrás leerme cuentos. Y espero que entonces
llueva, para poder salir a bailar bajo la lluvia contigo.”
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