viernes, 19 de septiembre de 2014

¿Recuerdas cuándo nos conocimos? Esto va de sonrisas rotas.

¿Recuerdas cuando nos conocimos? ¿Recuerdas cuando me contaste la historia de cómo conociste a tu hermanita? Claro que lo recuerdas. O eso espero. Ahora que me has visto, tanto feliz, como preocupada, triste, agobiada... Seguro que sabes que ahora estoy rota. Y que esto, y todos tus abrazos, tus mensajes y tus sonrisas me están arreglando. Y ahora, no me enrollo más y te dejo disfrutar. Te quiero muchísimo Nana chan.

"Mierda, otra vez." pienso, mientras toso. Estoy en el sofá de mi habitación, viendo SAO2, pero apago el monitor y suspiro. Vuelve el nudo en la garganta, las ganas irremediables de llorar. "¿Por qué me hacen esto?" me pregunto, mientras me visto. ¿A dónde voy? A tu lado. No quiero seguir aquí, lamentándome y sufriendo. Me marcho. Apago el móvil y abro el armario, como siempre. Cierro detrás de mí, y mis ojos también.

Llueve y me está calando. Gracias al cielo tengo mi chaqueta conmigo. Sí, esa calentita que tiene mi olor grabado y en la que me gusta acurrucarme porque me queda como un saco. Camino hacia la cabaña, donde hay luz. No esperaba encontrarte aquí, y me alegra la idea de poder abrazarte. Sigo resfriada, toso un poco en el trayecto pero llego bien. Abro en silencio y te veo sosteniendo un té calentito mientras Pequeño Ayudante de Satán te observa desde su sitio favorito.

-Hachiko, no esperaba verte aquí. ¿Qué ocurre?
-Abrázame.- me abrazas y el nudo en la garganta desaparece. Me acaricias el pelo y me relajo, al fin estoy en mi lugar.
-Todo está bien Hachi. Vamos a tomarnos un colacao.
Yo también me preparo mi colacao calentito y me lo tomo con una cucharadita de miel, para la garganta. La lluvia sigue como siempre, repiqueteando en el techo. Miro a la nada de nuevo, como quién cae de súbito al agua me hundo en mí misma y en el silencio que conlleva.
-¿Hachiko? Ponte la chaqueta, he tenido una idea-me llamas, y te miro como quién acaba de despertarse.
-¡Voy!-contesto, al cabo de unos segundos.

Las gotas caen sobre nosotras con fuerza y nos calan, se nos llenan los pies de barro, respiramos entrecortadamente y seguimos bailando bajo la lluvia y riendo. Haciendo las locuras que necesitaba hacer para olvidarme de todo lo malo. Y sonrío. Siempre que estás conmigo sonrío y me dejo llevar.
-¡Eh! ¡Os vais a mojar!- Kass aparece de sopetón y corre a unirse a nosotras. Al fin me siento en casa, al fin siento  que estoy donde me corresponde, al lado de las personas que más quiero.


“Aquella noche, Hachiko, Nana chan y Kass se quedaron abrazadas en el sofá viendo películas de Disney en el antiguo televisor, bajo una buena manta, con un buen chocolate caliente y con Pequeño Ayudante de Satán hecho una rosca frente a la chimenea. Y Hachiko sonrió al pensar que por fin podía despejar su mente y querer sin miedo a perder”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario